Desde bien pequeña me atrajo la mente humana, las familias, las instituciones sociales y el concepto de desigualdad social. Me crié desde que tengo uso de razón, con personas con discapacidad intelectual debido al trabajo de mis padres y esa crianza ha marcado mi trayectoria personal y profesional. Ellos fueron mi mayor inspiración y he podido desarrollar una mirada diferente en torno a la diversidad y al autocuidado que debemos tener cuando desarrollamos proyectos sociales que dejan huella en las personas y en la sociedad.

Al finalizar mis estudios, decidí trabajar en la Fundación familiar, donde he podido aprender a llevar al límite mis capacidades e ir adquiriendo las competencias que necesitaba para liderar y acompañar a las personas con pasión, entusiasmo y resiliencia.  Pero no todo es fácil y en ocasiones, la incertidumbre, el desánimo y la soledad del que lidera aparecen a poner el contrapunto a la estrategia, a los proyectos y a los equipos.